sábado, 6 de febrero de 2016

5. Senpai será mío

Fui de las últimas estudiantes en salir del instituto aquel día. Llegué a casa, me quité los zapatos, fui a mi habitación, tiré mi cartera y me lancé contra la cama.
Miré mi móvil y vi la nueva aplicación del móvil que me hizo descargarme Info-chan. Aquella tipa era rara... pero la información que me dio era alarmante. El siguiente viernes, Osana Najimi, la amiga de la infancia de Taro Yamada, mi Senpai, se le iba a confesar bajo el cerezo. Como la odiaba... sentía como la sangre me ardía de odio hacia ella.
Info-chan me había sugerido hacerle algo malo... lo que sea, que usase el cuchillo que me dio. Una parte de mí se estaba preguntando porqué Info-chan quería "aliarse" conmigo para tal cosa... ¿Tanto odiaba a Osana? ¿Qué era lo que ganaba con eso? ¿Algún tipo de venganza? 
Se hizo de noche y mi tripa rugió.
- Uffff... Se me ha hecho tarde ¡A cenar!
Me preparé un ramen de ternera y comí. Era la primera vez que mis padres no estaban allí en casa preguntando por mi primer día de clase. Realmente me daba igual... Supongo que a ellos también, dado que no llamaron y no dejaron ningún teléfono para llamarles... Era el momento perfecto, entonces, para echar un vistazo el sótano.
Terminé el ramen y me dirigí a la puerta del sótano. Qué raro... estaba abierta. Mi madre siempre la cerraba con llave. Tal vez se le olvidaría cerrar por las prisas que tuvieron con lo del viaje.
Entonces bajé... y me encontré con pocas cosas, pero muchas de ellas interesantes. Había una bicicleta roja apoyada en la pared ¿Pero cómo es que mi madre la escondió? ¡Era perfecta para ir a clase sin llegar tarde! Había también una silla bastante curiosa, tenía para amarrar en los posabrazos y en las patas...
- ¿P-Pero qué? 
Al lado había tiradas un par de cintas. Las cogí preguntándome qué podían tener.
- No tengo ningún reproductor antiguo en casa... Osu-chan tal vez pueda ayudarme. Juraría que en el aula de informática había uno.
Pippi Osu era una friki de los videojuegos que se pasaba los recreos y las tardes jugando en la sala de Informática junto con Ryuto Ippongo. Era distraída y no muy social, pero nos llevábamos bien.
Guardé las cintas y eché otro vistazo al sótano. Daba miedo, parecía el típico sótano de un secuestrador... sobre todo con esa silla de madera con cosas para amarrar a alguien...
Salí del sótano y fui a la habitación. El cuchillo estaba sobre la cama... Dejé las cintas en la mesilla de noche y me fui a la cama pensando en todo lo que había pasado aquel día.
...
...
...
No puedo sentir nada... Desde que puedo recordar, nunca he sido capaz de sentir emociones. Pretendo ser normal cuando estoy con gente, pero dentro de mí no siento nada. No es tan malo como suena, sé que estoy rota, pero no me importa, esto es normal para mí. Pero todo cambió cuando le conocí a él... mi Senpai.
Fue la primera vez que sentí algo. Un gran deseo, un anhelo, un ansia, una ambición. Ahora por fin logro entender qué significa ser humana... ¡estar viva! Estoy adicta a la forma que me hace sentir. No me importa nada más. Él lo esto todo para mí... Y ahora... alguien... está intentando quitármelo.
Ella le quiere, pero no de la misma forma que yo le quiero a él. Ella jamás podría apreciarlo de la forma en la que yo lo hago. Ella no le merece... Él me pertenece solo a mí. Ella me ha enseñado una nueva emoción... ira.
Quiero detenerla. Quiero hacerla daño... Quiero MATARLA.
No hay nada que no haría por Senpai. No dejaré que nadie se interponga entre nosotros. No me importa lo que tenga que hacer. No me importa a quién tenga que dañar. No me importa de quién es la sangre que tengo que derramar.
No dejaré que nadie me lo quite. 
Nada más importa. NADIE más importa.
Senpai... será... mío.
Él no tiene otra opción.


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