lunes, 11 de julio de 2016

36. La venganza



Los estudiantes regresaron y los miembros del club de Ocultismo encontraron el cuerpo de Shin Higaku en la sede. Mandé un mensaje a Info-chan pidiéndole que borrase el mensaje que Shin me mandó el día anterior para vernos esa misma mañana. Me extrañó que aceptase sin recibir nada a cambio.

- Se acabó. Mañana invocaremos a la súcubo sí o sí. Vengaremos su muerte - había declarado Oka Ruto.

Yo estaba con ellos haciéndome la sorprendida, sin embargo, Supana me miraba mientras sus piernas temblaban como dos alargados flanes.

En efecto las clases se suspendieron ese día. Era otro asesinato y tanto alumnos como profesores estaban fuera de sí. Los del Club de Fotografía querían hacer fotos al cuerpo se Shin, pero Oka no les dejaba, ya que según ella "estarían impidiendo que su espíritu volase libre".

- ¿Y cómo es que vosotros no hacéis fotos a los sospechosos? - preguntó Saki Miyu - ¡Menos hacer fotos al insti y a los cadáveres y haced algo!

Midori Gurin, que en efecto estaba con los de su club, dijo:

- ¡Miku-chan tiene razón!

- Pero si no me llamo Miku...

- ¡Tenemos que pasar de ser fotógrafos corrientes a fotógrafos especialistas en asesinatos! ¡Así llegaremos lejos!

- No creo que eso ayude con los asesinatos, Midori-chan... - opinó Sota Yuki, un chico rubio con el pelo cortado de tazón de su club.

- ¡Si estamos atentos podemos encontrar algo fascinante!

- Esto no es el Pokémon Go... <_<

En ese momento vi que el Club de Fotografía era un enemigo importante. Tenía que evitar que me pudieran ver y fotografiar en una situación comprometedora. Podían ser casi peores que Info-chan...

La policía llegó. Decidió que las clases no podían reanudarse hasta la próxima semana. Hasta entonces lo que iban a hacer era interrogar a los profesores y a todo el personal auxiliar. La situación parecía ser complicada.

Me giré de nuevo hacia mis compañeros de club.

- Mañana, a las 17.00, aquí. Invocaremos a la súcubo con todas nuestras fuerzas - dijo Oka.

Todos asintieron.

- ¿Yo también, no? - pregunté.

Supana echó a temblar y Oka me miró. Parecía que había visto a un fantasma.

- Tengo una corazonada. Esta vez no hace falta que vengas. Te dejo que tengas el día libre.

- ¿QUÉ? ¡Pero soy una de los vuestros!

- Ya has oído a la líder - espetó Daku Atsu. - Esto es un ritual serio y no nos vienen bien novatas.

Fruncí el entrecejo. Me estaban poniendo histérica esas personas ¿Supana le había dicho algo a los demás? ¿Oka empezaba a desconfiar de mí? ¿Sabrían ellos la verdad? En cualquier caso tenía que irme, pero no hacía más que pensar en impedir ese ritual sea como sea. Sabía la fecha, hora y lugar exactos para acabar con TODOS ellos.

Todos salimos del instituto. Vi a Senpai y le seguí como de costumbre.

- Qué miedo - le oí decir mientras giraba la llave para entrar a casa.

Mi querido Senpai tenía miedo... Me sentía triste. Hacía tiempo que no se dirigía a mí. Ni a mí ni a nadie. Estaba solo, soportando a todas esas chicas intentando ligárselo. Volví a mi casa murmurando:

- No te preocupes, mi Senpai. Haré lo que sea para que todas esas chicas te dejen en paz y podamos estar juntos por fin. Sea como sea, haré que ambos seamos felices. Por nosotros.

Llegué a casa. Mis padres seguían de viaje por América, por lo que seguía sola. No cené. Me fui directamente a la cama, y entonces mientras dormía tuve un sueño.

Era Senpai, como era de costumbre, pero todo se volvió oscuro y mi amado se fue deformando... hasta convertirse en uno de los demonios que había visto... el tipo deformado. Pensaba que era producto de mi imaginación... eso pensaba, sí.

- Venganza... venganza... - decía él con aquella voz rota llena de ira como sonando desde el mismísimo Infierno.

Sus miembros comenzaron a despedazarse. Delante de mí tenía ahora un montón de extremidades, un cuerpo y una cabeza. Cogí la cabeza de aquel demonio. Su enorme boca seguía abierta como la otra vez. En cuanto hice eso vi algo ¿Una visión dentro de un sueño? Aquello era surrealista. Vi el libro que estudiaban todos los miembros del Club de Ocultismo, aquel libro con un demonio dibujado y distintas partes de cuerpo humano alrededor. "Necesitábamos a cuatro almas vírgenes... pero usamos sus ojos, al fin y al cabo, los ojos son el espejo del alma", eso había dicho Oka aquella vez que me explicó sus intenciones. Sin embargo, ella estaba equivocada.

Para invocar a un demonio, la venganza tenía que ejecutarse. Ningún espejo para romper valía, las personas del ritual tenían que morir... desmembrados, como aquel pobre chico que murió de forma tan cruel y se convirtió en un horrible monstruo deformado. Había encontrado, por fin, la solución para invocar a un ser que podía ayudarme con Senpai.



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