miércoles, 27 de julio de 2016

39. Basu

Poco a poco fui consiguiendo recuperar la consciencia. La cabeza me daba vueltas, tenía todo el cuerpo frío y mis ojos al principio veían borroso. Esperé un rato a que recuperase la vista y traté de levantarme de la superficie en la que estaba tumbada, pero fui incapaz, algo inmovilizaba mis brazos, mis piernas... todo mi cuerpo estaba amarrado con gruesas cuerdas a una cama.

Ya con la vista perfecta empecé a forcejear alterada, pero fue imposible salir de esa situación.

- ¿Qué? ¿Qué significa esto?!

- Vaya vaya~ Al final despertaste~

Giré mi cabeza y las vi a ellas, a las hermanas Basu. Sakyu se acercó a mí con una ligera sonrisa juguetona.

- Me alegro de que hayas te hayas recuperado~

- Tú... ¿Qué ha pasado y qué hago así? ¿Dónde estoy?

Sakyu alzó las manos en señal de que calma.

- Tranquilízate♥ estás en un lugar seguro. No te haremos nada malo.

Inkyu, la hermana pequeña, se acercó y empezó a desatarme de la cama.

- Siento que tuvieras que despertar así~ Pero era por precaución, entiéndelo - añadió Sakyu.

Inkyu terminó de desatarme y me quedé sentada sin apartar la vista de las hermanas. Me dolían las muñecas debido a lo apretadas que estaban las cuerdas.

- ¿Precaución? - pregunté acariciándomelas con el ceño fruncido.

- El demonio deforme te poseyó y logró vengarse. Sabes a qué venganza me refiero. Si no llega a ser por mi Onee-chan no hubieras vuelto en ti.

- ¿Inkyu?

- Te dejó dos pequeñas marcas en el cuello cuando te mordió para expulsar al demonio.

- Queeeé???! Asique sí es cierto... es un vampiro...

- Sí~ - respondió Inkyu.

- Juraría que los vampiros cuando muerden a alguien es para alimentarse de su sangre y no para expulsar a los demonios.

- ¡Jajaja! - rió Sakyu. - En efecto estuviste muy poco tiempo en el Club de los lunáticos esos. Eso y demasiado Crepúsculo.

- Nee-chan~ Conste que me sigue gustando la sangre humana, más que la salsa de tomate que me das todos los días.

- ¬_¬

- Eso quiere decir... - deduje, - que lo que decían era cierto: eres la súcubo.

- Sí♥ Y sé que Oka-chan quería usar mi alma para conseguir a ese chico de tercero... igualita que tú, solo que con métodos más apropiados a ella. Yo por supuesto no quería ayudarla.

- ¿Por qué?

- A diferencia del demonio que te poseyó por sus propios deseos de venganza, a los demás no nos gusta eso de ser invocados. Nos gusta la libertad, la rebeldía... Esa secta no hacía más que hacer que deseásemos alejarnos más de ellos.

- Aunque es divertido gastarles bromas y molestarlos un poquito jiji - añadió Inkyu.

- ¬_¬ ... bueno, eso...~ y porque tú me pareces más interesante, Yan-chan~♥

- ¿Qué?! ¿Sabes lo de...?

- ¿La verdad sobre Osana-chan, Koharu-chan, Kokona-chan, Mei-chan y todas las demás muertes que arrastraron consigo? ¿Tus verdaderos sentimientos y acciones? Lo sabemos absolutamente todo♥

- ¿Quién más sabe de todo eso?! ¿Estáis pensando en llamar a la policía?

- Jijijii - se limitó a reír Sakyu. No entendía qué había dicho tan gracioso.

- ¿No te das cuenta? - dijo Inkyu - Somos aliadas.

- ¿Aliadas? - "No me gustan las aliadas, sobre todo cuando saben más que yo -_-"

- Me encanta ver las historias de amor complicadas del instituto, aunque ya me estaba aburriendo, porque todo es siempre tan normal... - explicó Sakyu, - luego llegaste tú y comenzaste a actuar por tu Senpai... a matar a gente de las maneras más retorcidas que había. Me encantó desde el primer momento, asique estuve como espectadora durante todo este tiempo. Y... no lo dudes, quiero un final feliz para tu Senpai y para ti, aunque...

Sakyu calló intentando frenar algo que no podía decir.

- ¿"Aunque"?

Ella sacó una cinta de cassete de la falda y me la lanzó. La cogí al vuelo. Era igual a las anteriores.

- Es la última parte de todas esas cintas que has estado escuchando durante estas semanas. Óyela como sueles hacer y ten mucho cuidado.

- ¡Eh! ¿Has sido tú quién me puso esas cintas en la taquilla el otro día?

- ... Lo cierto es que no.

- !!!

- No puedo decirte mucho más, Ayano-chan, pero hay distintas personas que saben muchas cosas... personas que debes recordar que son tus enemigas. Debes tener cuidado con ellas o tu Senpai lo pasará mal.

- ¿QUÉ? ¿A QUÉ TE REFIERES CON ESO? ¡¡¡No entiendo nada!!! ¡¿Qué le van a hacer a Senpai?!

- Ten cuidado con lo que haces. No pongas al instituto más loco de lo que ya está. A propósito, no te preocupes si tienes algún sueño o visión rara, es normal de las personas que han sido poseídas. Ah, y nada de matarnos a ninguna de nosotras dos. Recuerda que somos aliadas ;)♥

Sakyu e Inkyu se fueron alejando y yo traté de agarrarlas para interrogarlas, pero de pronto la estancia cambió, la cabeza me dio vueltas y vueltas y reaparecí en otro lugar, esa vez, en mi habitación, en casa.

Me tiré en la cama confusa por todo lo que acababa de pasar. No hacía más que pensar en lo que hice en el Club de Ocultismo, la conversación con las hermanas Basu y... en Senpai. No podía concebir que él pueda estar en peligro. No podía aceptarlo... no quería que le tocasen.

- Senpai... sigo queriendo tu amor... - me llevé la mano al pecho - Te protegeré con mi vida si es necesario, mi chico... Pronto estaremos juntos. Muy, muy pronto.


miércoles, 20 de julio de 2016

38. Se me va de los BRAZOS

Era jueves por la tarde. A simple vista no parecía haber nadie en el instituto debido a que suspendieron las clases hasta el lunes debido al asesinato de Shin Higaku. A pesar de las apariencias, yo sabía que había policías, profesores y que los miembros del Club de Ocultismo estaban haciendo los preparativos para invocar al demonio. Para evitar que Oka Ruto disponga de la ayuda del súcubo, necesitaba una herramienta fundamental, que estaba en el Club de Jardinería.

Corrí por los jardines del instituto. Detrás de unos setos perfectamente recortados con formas de arco y otros con forma de esfera, todos con hermosas flores de colores, había una caseta junto al invernadero y a la parcela de tierra levantada que podría ser un huerto... o un posible cementerio :D

Entré en la caseta. Había montones de herramientas para el jardín: palas, rastrillos, abono, fertilizantes, hojas decorativas, cortacésped, tijeras... y MI AMIGA LA SIERRA.

La cogí, le di a un botón y comenzó a funcionar sin problemas. Reí orgullosa de lo que tenía entre mis manos y corrí hacia el edificio asegurándome de que nadie me veía con eso.

Unos policías pasaron por el primer pasillo al que accedí. Giré a escondidas y logré evitarlos. Corrí hasta llegar al Club de Ocultismo. Acerqué el oído a la puerta cerrada y escuché las primeras palabras del ritual ¡Habían empezado antes de lo previsto! Entré y cerré la puerta rápidamente.

- ¡¿Es el súcubo?! - exclamó Chojo Tekina.

Al tener todas las luces apagadas y teniendo solo encendidas un par de velas, me pareció normal que tardasen en reconocerme. Oka, quien era la que estaba de pie, fue la primera en reconocerme.

- ¿Ayano-chan? ... ¿Qué haces aquí?

Yo tenía las manos a la espalda escondiendo la sierra mecánica. Chojo puso cara de decepción al ver que sus ilusiones de haber invocado al súcubo se habían esfumado. Supana Churu me miró aterrorizada.

- Es ella... ha venido... ¡ella ha venido!

Ensombrecí la cara y la miré. Saqué la sierra.

- Tú serás la primera.

Después de eso todo fue un caos. Corrí hacia ella, encendí mi sierra y la partí en dos. Literal. Chupana murió y todos gritaron y se pusieron a temblar como flanes. Algunos pretendieron escaparse para pedir ayuda pero logré matarlos con la sierra, otros se quedaron en el sitio temblando de miedo. Con estos últimos fue fácil acabar con sus vidas.

La última que me quedaba era Oka Ruto. Dio varios pasos hacia atrás hasta llegar a la esquina, asustada sin poder creer lo que estaba viendo.

Tiré la sierra. Me acerqué al altar y saqué el cuchillo de la calavera.

- No puede ser... Tú...


Alcé la daga contra ella.

- Esto es por Senpai.

Ella, arrinconada, se dejó acuchillar. No pestañeó, no gritó, no se defendió. Su vida, simplemente acabó.

Solté la daga. Esta vez no la dejé en su sitio. Ahora eso era mi ritual.

Arrastré todos los cuerpos al círculo. Cogí la sierra y los empecé a desmembrar. Los miembros del Club de Ocultismo se convirtieron en una montaña de cabezas, brazos, torsos, piernas, sangre... jiji~ Justo cuando acabé, sentí una presencia que oscureció aún más aquel horripilante ambiente.

- Venganza... por fin... - escuché con una voz que me recordó... a la del demonio deformado. Fue una voz que escuché dentro de mí, una voz que me llenaba y a la cual entendía cómo se sentía: su rabia, su ira, su sed de venganza.

Alcé las manos y alrededor del círculo comenzaron a salir brazos huesudos de piel blanca y uñas largas y sangrientas. Una vez esos brazos me rodearon, yo comencé a levitar con los ojos en blanco.

- ¿Qué está... pasando? - murmuré.

Después de eso, sentí que mi conciencia estaba casi en segundo plano. Salí del club y me paseé por el edificio.

- ¿Qué es eso de ahí? - dijeron los policías que montaban guardia en el primero piso.

"¡Oh no! ¡Me van a llevar a la cárcel!" pensé. Pero fue nada más rozarles con los brazos e inmediatamente acabar descuartizados tras un horrible grito de desesperación.

"¿Que he hecho...? ¿Qué estoy haciendo...?"

Mi mente se descontroló cuando el demonio quiso poseerme por completo. Desde ese momento todos son recuerdos borrosos y confusos. Sé que maté a policías y a varias profesoras de la misma manera: desmembrándolos con solo rozarles con mis terroríficos brazos demoníacos. También maté a la enfermera que trataba de salvar a algunas personas. Y creo recordar que maté a algún estudiante que curioseaba por ahí. De todas formas no me preguntes mucho más... porque no recuerdo nada más. Solo sé que todo acabó por convertirse en matanza y en pura oscuridad.


jueves, 14 de julio de 2016

37. [Esta vez os escribo como Vicky]

Esta vez dejo a Yandere-chan soñando con Senpai♥
Me dirijo a vosotros para escribir algo diferente ¿Por qué? Bueno, hoy cumplo 19 años y estoy en modo reflexiva.
Quería agradeceros a todos los que seguís este fanfic. Nunca pensé que mi historia sería leída y mucho menos likeada, y wooww me encanta leer vuestros comentarios. Me encanta ver a demás fans del juego Yandere Simulator, gente que les gusta el fanfic y sigue a YandereDev, ya os digo, que realmente a quien debemos agradecer es a YandereDev por este juego tan genial.
Cuando me felicitáis por cada capítulo que subo, no sabéis qué orgullo siento, me siento muy agradecida. He escrito cosas, historias que ni fu ni fa, pero con esto siento que ¡estoy llegando a la gente! Y con lo que me encanta escribir imaginaos ¡sobre todo si es de mi videojuego favorito!
El caso, GRACIAS♥ Hacéis muy feliz a una Yandere♥
PD: ¡Preparaos para el próximo capítulo, que llegará pronto y será mortal! ;D


lunes, 11 de julio de 2016

36. La venganza



Los estudiantes regresaron y los miembros del club de Ocultismo encontraron el cuerpo de Shin Higaku en la sede. Mandé un mensaje a Info-chan pidiéndole que borrase el mensaje que Shin me mandó el día anterior para vernos esa misma mañana. Me extrañó que aceptase sin recibir nada a cambio.

- Se acabó. Mañana invocaremos a la súcubo sí o sí. Vengaremos su muerte - había declarado Oka Ruto.

Yo estaba con ellos haciéndome la sorprendida, sin embargo, Supana me miraba mientras sus piernas temblaban como dos alargados flanes.

En efecto las clases se suspendieron ese día. Era otro asesinato y tanto alumnos como profesores estaban fuera de sí. Los del Club de Fotografía querían hacer fotos al cuerpo se Shin, pero Oka no les dejaba, ya que según ella "estarían impidiendo que su espíritu volase libre".

- ¿Y cómo es que vosotros no hacéis fotos a los sospechosos? - preguntó Saki Miyu - ¡Menos hacer fotos al insti y a los cadáveres y haced algo!

Midori Gurin, que en efecto estaba con los de su club, dijo:

- ¡Miku-chan tiene razón!

- Pero si no me llamo Miku...

- ¡Tenemos que pasar de ser fotógrafos corrientes a fotógrafos especialistas en asesinatos! ¡Así llegaremos lejos!

- No creo que eso ayude con los asesinatos, Midori-chan... - opinó Sota Yuki, un chico rubio con el pelo cortado de tazón de su club.

- ¡Si estamos atentos podemos encontrar algo fascinante!

- Esto no es el Pokémon Go... <_<

En ese momento vi que el Club de Fotografía era un enemigo importante. Tenía que evitar que me pudieran ver y fotografiar en una situación comprometedora. Podían ser casi peores que Info-chan...

La policía llegó. Decidió que las clases no podían reanudarse hasta la próxima semana. Hasta entonces lo que iban a hacer era interrogar a los profesores y a todo el personal auxiliar. La situación parecía ser complicada.

Me giré de nuevo hacia mis compañeros de club.

- Mañana, a las 17.00, aquí. Invocaremos a la súcubo con todas nuestras fuerzas - dijo Oka.

Todos asintieron.

- ¿Yo también, no? - pregunté.

Supana echó a temblar y Oka me miró. Parecía que había visto a un fantasma.

- Tengo una corazonada. Esta vez no hace falta que vengas. Te dejo que tengas el día libre.

- ¿QUÉ? ¡Pero soy una de los vuestros!

- Ya has oído a la líder - espetó Daku Atsu. - Esto es un ritual serio y no nos vienen bien novatas.

Fruncí el entrecejo. Me estaban poniendo histérica esas personas ¿Supana le había dicho algo a los demás? ¿Oka empezaba a desconfiar de mí? ¿Sabrían ellos la verdad? En cualquier caso tenía que irme, pero no hacía más que pensar en impedir ese ritual sea como sea. Sabía la fecha, hora y lugar exactos para acabar con TODOS ellos.

Todos salimos del instituto. Vi a Senpai y le seguí como de costumbre.

- Qué miedo - le oí decir mientras giraba la llave para entrar a casa.

Mi querido Senpai tenía miedo... Me sentía triste. Hacía tiempo que no se dirigía a mí. Ni a mí ni a nadie. Estaba solo, soportando a todas esas chicas intentando ligárselo. Volví a mi casa murmurando:

- No te preocupes, mi Senpai. Haré lo que sea para que todas esas chicas te dejen en paz y podamos estar juntos por fin. Sea como sea, haré que ambos seamos felices. Por nosotros.

Llegué a casa. Mis padres seguían de viaje por América, por lo que seguía sola. No cené. Me fui directamente a la cama, y entonces mientras dormía tuve un sueño.

Era Senpai, como era de costumbre, pero todo se volvió oscuro y mi amado se fue deformando... hasta convertirse en uno de los demonios que había visto... el tipo deformado. Pensaba que era producto de mi imaginación... eso pensaba, sí.

- Venganza... venganza... - decía él con aquella voz rota llena de ira como sonando desde el mismísimo Infierno.

Sus miembros comenzaron a despedazarse. Delante de mí tenía ahora un montón de extremidades, un cuerpo y una cabeza. Cogí la cabeza de aquel demonio. Su enorme boca seguía abierta como la otra vez. En cuanto hice eso vi algo ¿Una visión dentro de un sueño? Aquello era surrealista. Vi el libro que estudiaban todos los miembros del Club de Ocultismo, aquel libro con un demonio dibujado y distintas partes de cuerpo humano alrededor. "Necesitábamos a cuatro almas vírgenes... pero usamos sus ojos, al fin y al cabo, los ojos son el espejo del alma", eso había dicho Oka aquella vez que me explicó sus intenciones. Sin embargo, ella estaba equivocada.

Para invocar a un demonio, la venganza tenía que ejecutarse. Ningún espejo para romper valía, las personas del ritual tenían que morir... desmembrados, como aquel pobre chico que murió de forma tan cruel y se convirtió en un horrible monstruo deformado. Había encontrado, por fin, la solución para invocar a un ser que podía ayudarme con Senpai.



miércoles, 6 de julio de 2016

35. Demonios


Antes de ir a dormir, recibí un mensaje de Shin Higaku: "Tengo que hablar contigo. Nos vemos por la mañana en el club, antes de que empiecen las clases."

¿Qué quería?

Llegó el miércoles por la mañana y le hice caso. Me desperté más pronto de lo habitual (lo cual no me hizo nada de gracia porque POR FIN estaba teniendo un bonito sueño con Senpai), y salí al instituto.

Una vez llegué, me cambié los zapatos a los blancos de estar dentro del edificio, y fui al Club de Ocultismo. En efecto allí estaba él, el segundo del Club y mano derecha de Oka, Shin. Las malas lenguas decían que estaba enamorado de Oka Ruto... aunque las peores decían que sentía algo por Budo Masuta.

- ¿Shin-kun? - dije.

- Hola, Ayano-chan. Gracias por haber venido.

Parecía algo inquieto.

- ¿Por qué has querido verme a estas horas?

Shin miró la calavera con la daga clavada en la frente. Se supone que no se podía sacar.

- Estamos en tiempos muy difíciles, Ayano-chan. Ya hay demasiados estudiantes muertos y no sabemos qué hacer. Dako-kun está casi seguro de que va a haber más muertes y... Oka-sama puede que tenga un fallo gravísimo en sus intentos de invocar al súcubo.

- Soy consciente.

- Por eso quiero que entiendas que cualquier cosa que nos llame la atención, debe ser revisada por el Club, y en este caso, ha sido Supana.

- ¿Supana-chan? - La chica de coletas con calaveras a la que intimidé ayer.

- Ayer me llamó por la tarde casi a la noche toda aterrada. Decía que tú estabas involucrada en los asesinatos.

"!!!! ¡Esa maldita! ¡Ha abierto la boca cuando dijo que no lo haría!"

- ¿Qué? - dije.

- ... Lo siento, Ayano-chan. Hay algo extraño que no logro ver. Tendré que decírselo a Oka-sama para que opine.

- ¡¡No puedes decírselo a Oka-chan!!

- ¿Y por qué no?

"Si lo hace... perderé la oportunidad de quitarla del medio de Senpai... o lo peor, que la policía me pille".

- ¡No lo harás! - exclamé con cierto tono psicópata... ya estaba despertando otra vez... Mi lado yandere.

- Tú... AAAHHHH!

Sin siquiera pensármelo dos veces, arranqué la daga de su sitio. Era vieja y tenía un extraño filo con picos. La alcé, cogí a Shin del hombro, y le ataqué. Recuerdo la cara con la que me miraba antes de morir: ojos estupefactos al principio pero luego mirando hacia arriba como rezando para sí algo que lo más seguro no era cristiano. Cuando su vida acabó, le tiré al suelo.

Me quedé mirando la daga ¿Cuando decían que no se podía sacar era porque realmente no se podía porque de alguna forma estaba sellada a la calavera o era una simple norma para atemorizar? De cualquier forma, dispuesta a salir corriendo a los vestuarios, dejé la daga en su sitio... y algo extraño sucedió.

Un humo morado comenzó a salir de la calavera, este me envolvió y todo se volvió oscuro.

¿Dónde estaba? ¿Estaba muerta? Todo estaba en una oscuridad absoluta, pero pude distinguir tres figuras muy extrañas. Un hombre en llamas flotando, una figura deformada con una gran boca, y... la súcubo, la de mis sueños y la que quiera someter Oka Ruto.

Me acerqué a ella.

- Ara ara~ Qué cosa más mona♥ ¿Quieres jugar conmigo o... a caso quieres ser una de los nuestros? Fufufu~ Creo que es demasiado pronto para ti, pequeña~ Las mejores cosas vienen para aquellos que esperan... solo sé paciente. Espero el día en que podamos jugar juntas♥

En cierto modo sí me recordaba a Sakyu Basu, pero con un aspecto más... bueno, de súcubo. Miré a los otros demonios. Me acerqué al deformado... Era blanco, estaba totalmente desnudo, no tenía genitales, tampoco tenía antebrazos, estaba torcido como con chepa, no tenía nada de pelo en su cabeza, su boca era tan enorme que llegaba hasta el pecho, y no tenía ojos.

- ... Era inocente... no un criminal... declarado culpable... llevado al castigo... Me quitaron los brazos... mi cuerpo fue maltratado... Necesito justicia... necesito venganza... Los descendientes deben sentir... lo que yo sentí...

Me quedé mirándole sin comprender. Aquello no era normal. Debía de haberme dado un buen golpe en la cabeza o algo. Ahora tocó acercarse al chico de llamas que flotaba. Su cabeza eran puras llamas y extendía sus brazos llevando una llama en cada mano. Vestía con un antiguo uniforme del instituto.

- ¿Estás interesada en mí? Qué lástima. Yo no estoy interesado en ti. Eres aburrida. No eres digna de mi tiempo.

Apreté el puño ¿Quién se ha creído que era ese tío? Miré a los tres y pensé... que me recordaban a la historia de otros tres que conocía... La hermana pequeña súcubo, y sus dos hermanos que pelearon por ella: el hermano mediano que murió desmembrado y el hermano mayor que murió en un incendio. Allí estaban, sus almas estaban allí reunidas esperando a que hiciese algo. Esperando a ser invocados... o a que alguien se uniese a ellos.

Entonces ese humo morado volvió a aparecer ante mis ojos y me envolvió. En un par de segundos había vuelto al Club de Ocultismo con la daga metida en la frente de la calavera. Aún en shock, giré mi cabeza y vi el cuerpo de Shin. Me acordé de por dónde estábamos, aunque ahora tenía otros planes.

- Tengo que irme de aquí enseguida.

Salí del Club y por suerte nadie me vio. Sin embargo, pronto llegaron los estudiantes incluidos los integrantes del club. Vieron el cuerpo de Shin en el suelo. Supana temblaba y Oka sentenció:

- Se acabó. Mañana invocaremos a la súcubo sí o sí. Vengaremos su muerte.



sábado, 2 de julio de 2016

34. Intentando invocar a un súcubo


Aún me pregunto cómo no la tiré de los pelos y no la arrastré al baño para ahogarla en el váter. Fui capaz de sonreír y decir:

- ¡Vaya! Eso está estupendo~

Oka sonrió aún sonrojada.

Esa misma tarde, empezaron las cosas en serio en el club. Nos reunimos como íbamos a hacer las tardes de lunes a jueves después de clases. La misión era imposible: invocar a una súcubo para ayudar a Oka con mi Senpai.

Oka sacó del armario varias capas negras para el ritual. También sacó una calavera con una daga insertada en ella.

- ¿Esa no es la calavera que cogieron los del Club de Drama por lo de Hamlet?

- Esa era falsa. La verdadera es esta - explicó Oka Ruto.

Nos pusimos las capas, encendimos las velas y apagamos la luz. Nos arrodillamos siguiendo la circunferencia de la alfombra con el pentagrama y comenzamos a recitar las palabras mientras Oka sostenía la calavera con la daga.

Me pidieron que me concentrase y colaborase sintiendo la venida de ese demonio, sin embargo, no lo hice. Actué para parecer que lo estaba haciendo bien, pero por dentro evitaba a toda costa que algo así ocurriese. Mi Senpai era mío y de nadie más.

... Aún así ¿cómo iba a aparecer delante de nosotros un súcubo, Yan-chan? Esas cosas no existen. Son cuentos de locos como los que estaban en ese club. Yo solo quería perder el miedo para no parecer una insana cada vez que veía a Senpai o cuando acababa con una de mis rivales.

Estuvimos toda nuestra media hora diaria así. Arrodillados diciendo cuatro chorradas. Todo para nada. Finalizada la actividad encendimos las luces, apagamos las velas y nos quitamos las capuchas. Ellos parecían estar decepcionados.

- Nunca nos saldrá... - murmuró Chojo, el emo.

- Nadie dijo que fuese fácil - dijo Shin.

- ¿Tendrá algo que ver la nueva? - insinuó Kokuma.

- Realmente nunca nos ha salido. Asique no tiene porqué ser por Ayano-chan - intervino Oka una vez quedó todo recogido - Además, todos sabemos que tiene un poder inmenso escondido dentro de ella.

Todos se me quedaron mirando ¿Un poder inmenso escondido?

- ¿Cómo dices? - pregunté sin comprender.

- Yo también lo siento, Oka-sama - reconoció Daku, el imbécil de las gafas; - pero también puede ser por algo relacionado con algún espíritu demoníaco.

Oka rió. Su risa era débil pero penetrante.

- No digas tonterías, Daku-kun. Si así fuera no estaría aquí con nosotros.

- ...

- La actividad ha acabado, chicos - dijo Shin. - Vámonos a casa.

Todos recogimos nuestras mochilas. Las últimas que quedamos fuimos Supana y yo. Me miraba con cautela, como si fuese una bestia que la fuera a devorar como los mortales pensaban que había pasado con su ojo.

- Te noto silenciosa, Supana-chan - comenté.

Supana me miró con desprecio, aunque noté algo de miedo en ella. Se puso la mochila a los hombros y me dio la espalda.

- Preferiría que no me hablases.

- ¿Por qué?

- Sé lo que has hecho. Sé las cosas horribles que has estado haciendo en nuestro instituto. Es a lo que me he dedicado a investigar estas semanas.

- !!! ¿Qué estás diciendo?

- Basta. Sé lo que eres. Iba a contárselo todo a Oka-sama cuando de pronto supe que habías sido admitida en el club. Daku y yo sabemos la verdad y pronto convenceremos a los demás de lo que realmente eres.

- No puedes acusarme de algo que no he hecho. Si así fuera, los policías me hubieran descubierto.

- Mírate. Estás nerviosa porque no te ha dado tiempo a acostumbrarte a nuestro club. Pronto tu simple reacción te delatará y todos sabrán la verdad.

Supana fue hacia la puerta. No podía dejarla escapar. Por alguna clase de instinto saqué el cuchillo que había clavado en la calavera. Para mi sorpresa, Supana comenzó a temblar. Estaba dispuesta a correr pero la agarré fuerte contra la pared.

- ¡NO! ¡L-lo siento! ¡Por favor!

- Vaya... estabas tan segura de ti misma hace unos segundos y ahora~...

- ¡Por favor! ¡No diré nada!

- ¿Segura...? Si lo haces... te mataré.

- ¡POR FAVOR! T_T

La solté. No me convenía derramar sangre en ese momento. Además, Supana era en realidad una cobarde. A la simple amenaza directa hacia ella, ya se ponía a temblar ¿Esta es la escoria que intenta invocar a un demonio? ¿Qué clase de personas se pensaban que eran los del Club de Ocultismo?

El día finalizó, seguí a Senpai hasta casa, y me fui a la mía. El martes había finalizado. Me quedaban 3 días antes de que Oka Ruto se atreviese a confesar su amor a Senpai.